MANIFIESTOS FEMINISTAS
MANIFIESTO FEMINISTA
MANIFIESTO FEMINISTA
Querida Leia,
Llevo muchos meses sin escribirte éstas tus líneas.
El año pasado fuimos a la concentración y a la manifestación, como lo haremos en un ratito. En aquel momento todo parecía tan absolutamente brillante. La fuerza de tantísimas personas juntas buscando la cooperación para luchar por abolir las desigualdades, la violencia…
No encontré palabras si quiera para describir lo que sentí y cómo de agradecida estaba a todas esas mujeres que hacía tan poco que habían entrado en mi vida y que me enseñaron probablemente una de las cosas más bonitas que he aprendido: la sororidad.
Pero aun así, dejé de escribir. Y es que ha sido muy duro. Dificilísimo. El pasado 2018 fue un año absolutamente agotador…
Recuerdo con tanto cariño lo que sentí a tu lado el 8 de marzo pasado cuando juntas anduvimos por Terrassa para llegar a la concentración de mujeres de la plaza del ayuntamiento, cuando vimos aquella peli de “Figuras ocultas” por la tarde y cuando toda la familia junta con las caras pintadas y los eslóganes escogidos nos dirigimos a la manifestación de la tarde-noche.
Recuerdo que sentí que algo había cambiado. Que al día siguiente todo tenía que ser diferente.
Pero nada cambió.
2018 fue el año de las sentencias de Juana Rivas y de la Manada, que propiciaron más y más violaciones en grupo, el aumento exacerbado de la misoginia y la aparición en la jurisprudencia de argumentos que validan el maltrato y la idea de que los privilegios del hombre con respecto a cómo tratar o vejar a una mujer serán siempre intocables. Sentencias que dejan a la mujer en la calle tras haber tenido que renunciar (por si mismas o aguantando desigualdades palpables entre padres y madres en sueldos y posibilidades de conciliación) a ser independientes económicamente para encargarse del cuidado de sus hijes o personas dependientes.
En 2018 han muerto mujeres, niños y niñas de las formas más brutales, fue el año del 25 de septiembre negro en que se sucedieron uno tras otros asesinatos sobrecogedores, entre ellos el de los dos pequeños niños de Castellón. Probablemente ya olvidados por la mayoría.
El 2018 el machismo se ha reorganizado y ha atacado con más fuerza que nunca, mostrándose por fin sin máscaras. Existen opciones políticas votadas por miles y miles y miles de personas que no sólo niegan la evidencia si no que quieren que se retroceda en los pocos derechos adquiridos de las mujeres, niñes, colectivos discriminados como Lgtbi, inmigrantes, refugiados…
Esa validación que el sistema hace de esas ideologías machistas, racistas, homófobas y, sobretodo y por ende, clasistas, no sólo han entrado a formar parte de la élite que manda y decide en algunos lugares si no que se prevé que lo haga en todo el estado. Del mismo modo que lo han hecho ya en gran parte de Europa, en Estados Unidos o Brasil.
¡Y yo que comencé el año queriendo escribirte sobre cómo cambiar las cosas! Yo creía que había salida. Yo me había empoderado y sentido indestructible… ¡Qué ingenua!
Hablando con hombres y mujeres de mi entorno sobre lo que supone el machismo, intentando explicar qué es el patriarcado y por qué nos envuelve incluso en la intimidad más escondida, luchando por quitar una venda que nunca quisieron quitarse (ni quieren), y recibiendo siempre las mismas respuestas:
Notallmen – Feminazi – Hembrismo - Supremacía de las mujeres - Radicales
Muy preocupante además, por que al menos cuando te contestan pareciera que te oyen, cuando no te contestan. La condescendencia, la invisibilización, la humillación de la mujer a través de ignorarla, del mansplainning, del “humor” machista…
Y para mí lo más doloroso de todo con una diferencia abismal a lo anterior: la constatación de que el machismo y el sistema patriarcal está consiguiendo que las mujeres alienadas sean cada vez más combativas contra si mismas (por que luchar contra el feminismo, luchar contra la reflexión, luchar contra la libertad individual y la lucha colectiva es luchar contra si mismas). Ver como luchan contra el intento de comprender por qué seguimos muchas pensando que pasar una vida bajo el yugo de la imagen, de la denigrante feminidad, etc. Es “libertad”. Y darme cuenta de cuán duro es el trabajo contra el machismo que está en todas partes sí, pero que donde más daño, donde más peligroso se torna, es donde es más invisible.
Así que sí, supongo que me rendí en parte.
No paraban de resonar en mí aquellas palabras de Kafka:
“Lo único acertado es adaptarse a las condiciones existentes. Aunque fuese posible mejorar algún detalle – lo cual es una suposición absurda -, uno obtendría en el mejor de los casos, alguna mejora para los procesos futuros, pero se habría perjudicado incalculablemente a sí mismo, puesto que habría a traído la atención del cuerpo de funcionarios, siempre sediento de venganza. ¡Lo importante era no llamar la atención! ¡Obrar con calma, aunque esto fuese contra los propios deseos! Intentar darse cuenta de que aquel inmenso organismo judicial se encuentra, en cierto modo, en una posición eternamente vacilante, y de que, si uno cambia algo por su cuenta y desde su puesto, la tierra desaparece bajo sus pies y él mismo puede despeñarse, mientras que al gran organismo le resulta fácil encontrar otro lugar en sí mismo -puesto que todo guarda relación- para reparar la pequeña alteración, efectuando las sustituciones necesarias y permaneciendo inalterable, si no resulta que todo se vuelve, cosa aún más probable, mucho más cerrado, más vigilante, más rígido, más maligno.”
Después de haber encontrado la senda que creí la buena… me sentía perdida absolutamente, sin idea alguna de como andarla.
Entonces me paré. Dejé de escribir. Al fin y al cabo todo aquello que yo te pueda decir, aquello que quiera proponerte para reflexión, lo que quiera mostrarte que he aprendido… todo ello está ya escrito. Yo he aprendido de muchas mujeres que han dedicado y dedican desde mucho antes que yo, con mucha más experiencia que yo y con un sacrificio a todos los niveles mucho mayor que el mío, su vida entera a poner el foco sobre el verdadero problema: el sistema patriarcal que abarca todo y contamina cada hecho y pensamiento.
No dejé de debatir, reflexionar y hablar, eligiendo el día y la forma y la persona. Ya no estaba dispuesta a desgastarme. Una persona bipolar debe tener muy claro que si fuerza demasiado su cuerpo no va a cansarse como los demás, va a hundirse como nadie.
Decidí visitar a mi psiquiatra y decirle que aunque estable quería retomar una medicación, la que fuese, que me permitiese no desequilibrarme hacia la manía mientras buceaba en lecturas o entraba en conversaciones o decidía el camino, y que me ayudase a no desequilibrarme hacia la depresión cuando levantara la cabeza del libro y viese qué tenía delante. Sobretodo después del cansancio acumulado en mis años anteriores, malos tratos, despedidas de seres queridos, etc.
El comenzar medicación conllevó semanas y semanas de profunda somnolencia, agotamiento extremo y mucho temblor. A penas podía escribir. Los efectos secundarios fueron fuertes y duraron quizás algo más de lo normal pero pasaron y me sentí mejor, más fuerte, más preparada. Cuando volviera a la batalla el flanco más delicado estaría cubierto.
Sin embargo semanas en cama y dormida y “drogada” tienen un efecto secundario fuera del cuerpo de una ¿sabes? Y es el juicio que otras personas hacen de ti y de tus capacidades. Una persona que pasa por eso, que tiene que pasar por eso (que no es lo mismo) ¿cómo va a tener credibilidad alguna? Y es que pequeña, hay muchos colectivos discriminados y los hay que son discriminados y criminalizados, y las enfermas mentales somos uno de ellos.
De repente una mujer maltratada recuperada y superviviente que decide prevenir en vez de curar es una loca, el mismo adjetivo que muchos y muchas usan para hablar de “”””los casos aislados””””” de hombres asesinos o maltratadores.
- No generalices, no son hombres, ¡son locos!
Igual que el pederasta violador criminal está “mal de la cabeza” o el asesino de sus hijos está claramente “enfermo”.
Así que a sabiendas de que ese efecto secundario social iba a ser el más duradero decidí aprovechar el tiempo para seguir trabajando en leer, estudiar y aprender.
Una de las primeras cosas de las que me di cuenta, penosa y dura in extremis pero no por ello menos real, es que la voz de la mujer no es escuchada. Me dirás “¡vaya lumbreras! ¡Es la base del feminismo!” Sí, pero el problema es que la voz de la mujer sigue sin ser escuchada más que como un grito de socorro o de frustración en el mejor de los casos o reivindicaciones “histéricas” en la mayoría de los otros. No hay razón tras de sí. Sólo emoción.
De pronto y tras leer libros y libros de mujeres diversas de diferentes épocas, tras buscar más y más referentes históricos femeninos, de leer literatura, filosofía y poesía hecha por mujeres me di cuenta de que era la primera vez. Que yo, que tanto había leído y estudiado, yo que quería luchar desde siempre aunque no encontraba mi batalla, yo no había oído las voces de mis hermanas en la historia. Ni siquiera conocía sus nombres.
Era por eso que incluso yo misma daba un punto más de credibilidad cuando oía a un tertuliano que a una tertuliana, me reía con bromas de hombres monologuistas pero me chirriaban las mujeres humoristas y citaba a hombres a la hora de argumentar mejor que a mujeres, ya que ellos eran fuentes establecidas de sabiduría y ellas no eran nadie para la mayor parte de la sociedad.
De pronto el debate interno se hizo dificilísimo, ¿qué hacer? Hablar de hombres e ideas de hombres para finiquitar el patriarcado desde dentro o hablar de mujeres e ideas de mujeres que por justicia son las que debemos hablar, pensar y decidir por nosotras mismas.
Me planteé el viejo debate que surge de la idea generalmente aceptada: “Los hombres deben abandonar sus privilegios. Las mujeres deben conquistar la igualdad”.
¿Quiere decir que las mujeres deben de nuevo someterse ellas mismas y su futuro a la buena voluntad de los hombres? ¿Es sólo una lucha de nosotras por lograr el lugar que merecemos?
De reflexión en reflexión he andado este último año. Desde el pasado 8 de marzo he encontrado en mí y fuera de mí muchas contradicciones, he encontrado respuestas que creía perdidas y sí, también he aprendido, disfrutado y crecido de modo que hoy siento que estoy más preparada para la lucha. Mucho más preparada, segura y decidida de lo que había estado nunca.
Pero probablemente mi niña, por que la lucha que quiero llevar a hoy a cabo es un poquitín distinta a la del año pasado.
Aquella asentábase en conceptos claros, indiscutibles, obvios. Pero incompletos.
Recuerdo las palabras que entonces te escribí:
Querida Leia,
Mañana es el gran día. 8-3-18. Tenemos mucha ilusión y muchas expectativas. y SÍ, NOSOTRAS MAÑANA PARAMOS hija.
Tú y yo mañana vamos a dedicarnos a reivindicar a las mujeres.
No sé cuanto tiempo voy a poder acompañarte en el camino y no voy a perder la oportunidad de hacerte ver y sentir a mi lado la importancia de luchar por un mundo más justo y seguro. Pero mañana no cuidamos. Mañana compartimos :)
He pensado muchas ideas: Mañana veremos la peli de "Figuras Ocultas", pintaremos dibujos como Frida y leeremos poemas de Gloria Fuertes.
Oiremos música de Rozalen, de Bebe...
Te contaré de nuevo quien era Simone de Beauvoir y repasaremos nuestro marco de citas célebres donde intentaremos entender a Hipatia, a Rosa Parks, a Malala Yousafzai...
Por la tarde estaremos a las 19:30h en el Vapor Ventalló de Terrassa para manifestarnos con todas y cada una de nuestras hermanas.
Mañana no produciremos, no consumiremos, no cuidaremos.
Y... ¿por qué?
Pues Leia, pararemos por todas las personas de este mundo.
Pararemos por que el mundo entero, cada cual en su lugar pero todas conectadas, denunciemos las injusticias, desigualdades y el miedo.
Pararemos por cada mujer que ha muerto a las manos de un machista patriarcal.
Pararemos por cada mujer que pasa pánico cuando oye abrirse la puerta.
Pararemos por cada mujer que se sacrifica para que sus hijes no sufran.
Pararemos por cada mujer que tiene los brazos abiertos para recibir y ayudar y apoyar a todas las que sufren.
Pararemos por aquellas que nos enseñaron lo que era la sororidad.
Pararemos por todas las mujeres que eligen luchar incluso cuando nadie las escucha y les llenan el camino de baches.
Pararemos por que este sistema patriarcal nos destruye y anula como personas.
Pararemos por que nos queremos libres.
Pararemos por que nos queremos vivas.
Pararemos para demostrar que somos activas sociales y no productos de consumo.
Pararemos para gritar que no nos importa que imagen, comportamiento o actitud se espera de nosotras por que tenemos derecho a elegir.
Pararemos por que nos merecemos eso, elegir, y no por ello ser penalizadas ni culpabilizadas.
Pararemos por que no somos de nadie ni para nadie.
Pararemos por que queremos que se nos valore por nuestros méritos.
Pararemos por que queremos retribuciones justas por nuestros trabajos fuera y dentro del hogar.
Pararemos por que nos merecemos una vejez digna y una pensión justa.
Pararemos por que estamos cansadas.
Pararemos por que tenemos que repartir entre todes las cargas mentales.
Pararemos por que no podemos seguir llevando solas la carga emocional de la sociedad.
Pararemos por que no damos, ni tenemos por qué, dar para más.
Pararemos por que toca demostrar que sin nosotras el mundo se para.
Pararemos por que nos merecemos ser personas, todas iguales, sin excepciones ni por trabajo, tipo de familia, raza, orientación sexual...
Pararemos por que son las mujeres las que encabezan la lucha ecológica y de responsabilidad medioambiental en el planeta y debemos oírlas y respetarlas.
Pararemos por que debemos salir de la violencia institucional, las políticas maltratadoras, la competencia deshumanizada, el antropocentrismo...
Pararemos por que el patriarcado está destrozando en todos los sentidos el único mundo que tenemos y donde vivimos todos y todas.
Pararemos por que en el mundo hay niñas sufriendo mutilaciones salvajes.
Pararemos por que en el mundo hay niñas y mujeres sufriendo todo tipo de violencia institucional y en el ámbito privado.
Pararemos por que vivimos en un sistema opresor y debemos revisarlo.
Pararemos por que nosotras también debemos revisarnos.
Pararemos por que debemos ponernos todas a una admitiendo que este sistema patriarcal es además de machista, racista, clasista... y del mismo modo que están dentro de nosotras las creencias machistas y patriarcales y hemos aprendido a distinguirlas y evitarlas también está el racismo y el clasismo y tenemos que parar y revisarnos ya, sin perder más tiempo, escuchando a las mujeres que sufren esa doble o triple opresión. Oyéndolas en silencio y aprendiendo desde la humildad.
Pararemos por que siempre debemos parar para aprender a tomar perspectiva.
Pararemos por que muchas mujeres no podrán hacerlo por miedo a represalias en el trabajo, por estar en situación de maltrato, por estar solas con cargas abrumadoras y demasiado pesadas...
Pararemos para luchar con ellas por sus necesidades y suplirlas en esta huelga mundial.
Y, sabes? Pararemos sobretodo por todas las mujeres que no creen que tienen que parar, por esas que dicen que hagamos una huelga a la japonesa (como si una mujer pudiera hacer algo más), pararemos por las que dicen que no pueden sumarse por ideas "políticas", "ideológicas"...
Pararemos por que un día fui como ellas y no tuve en mi entorno quien me mostrara otro camino, otra visión, otra perspectiva.
Pararemos por que ellas no conocen los referentes femeninos de la historia, no conocen los nombres e historias de tantísimas mujeres que cambiaron el mundo y sin embargo quedaron escondidas y relegadas a las sombras de los hombres.
Pararemos por que ellas necesitan más que nadie que algo les choque, les haga preguntarse cómo y de dónde sale todo esto. Necesitan que alguien las empuje a revisarse.
Y lo necesitan por que es eso lo que les hará felices. Libres.
Antes de saber y entender lo que me pasaba, de comprender que el mundo no era justo y que las cosas pueden ser de otra manera, yo tampoco pensaba que hubiese nada que cambiar.
El sufrimiento, la violencia, la esclavitud de la imagen, una educación sin mujeres, una historia sin referentes femeninos... Todo era tan natural. Tanto!
Que ahora sé que debo gritar y gritar y gritar. Debo luchar por que las personas que como yo (hace muy poquito) están ciegas podamos abrir los ojos y ver que hay un mundo diferente llamando a la puerta.
Un mundo en que juntas y unidas las mujeres podamos ser libres y felices.
Donde el lenguaje deje de invisibilizarnos, donde se ponga en su lugar que el avance del mundo lo hemos logrado absolutamente entre todes.
Donde una mujer pueda escribir firmando con su nombre sin miedo a que sea ese el motivo de su fracaso, un mundo sin bromas ni chistes machistas, un mundo sin comercio de personas, sin inalcanzables estereotipos físicos...
No sé Leia... un mundo distinto. Justo. Igualitario.
Un mundo que comprenda que la violencia y el patriarcado van de la mano. Donde las masculinidades tóxicas se deconstruyan en el imaginario de hombres y en el de las mujeres.
Un lugar donde las personas aprendan a pensar por si mismas, a sentir y comprender qué sienten, a dialogar y debatir...
Un mundo donde la tolerancia y el respeto sean prioritarios y los prejuicios queden de lado.
Por todo eso Leia, por el mundo que sueño para ti y para gritar la mierda de mundo que la mayor parte de las niñas del planeta tienen hoy, paro. Paramos.
Por todas. Por todos.
Mañana las mujeres paramos.
Y el mundo sin nosotras no sigue. Eso no lo olvides.
Te digan lo que te digan eres poderosa.
Y sí. Tú puedes marcar la diferencia con tus hechos.
Te quiero, pero sobretodo quiero que te quieras.
Quiérete hija, mucho, y a partir del día 9 ni un paso atrás.
Mañana paramos. Pero el nueve seguimos en otro camino. Eres libre para elegirlo. JAMÁS PERMITAS QUE NADIE TE DIGA LO CONTRARIO. NUNCA DEJES QUE NADA NI NADIE TE ESCLAVICE.
(Para todes: Empecemos a tratarnos como iguales y a trabajar a una o el mundo no seguirá, sólo se mantendrá sumido cada vez más y más en un sistema corrupto que despersonaliza a los seres humanos y que sólo vela por el mantenimiento de la riqueza más repugnante en manos de cuatro señoros violentos que pasan absolutamente no sólo del bienestar de los demás ciudadanos del mundo, si no del propio planeta y su cuidado. ¡Abramos los ojos!
EL feminismo no asusta. No viene a capar a nadie. El feminismo nos libera a todes. Es igualdad. Es justicia. LEED. INFORMAROS. DEJAD DE TEMER)
Y sí, efectivamente, todo lo que el año pasado escribí sigue vigente hoy más que nunca, hoy con más virulencia que nunca. Pero este año hay algo más.
Este año la lucha crece. Este año luchamos contra el sistema económico que nos rige, el sistema que permite la especulación, la pobreza de las mujeres, particularmente de las raciadas, migrantes, cuidadoras y/o pensionistas, el hambre, la violencia de las personas más pobres, que perpetúa el odio en los países que desde nuestro privilegio llamamos pobres, los dogmas religiosos, que no las religiones en sí o algunas de las creencias raíces de ellas, el especismo…
Ha sido un año durísimo en que cada vez que las redes sociales me recordaban que la página estaba en stand by era un dolor inmenso en mí y en mi corazón. Pero tenía que tomar mi tiempo. Aun hoy sé que no sé la mayor parte de lo necesario para ganar la guerra.
Como voy a acusar a nadie de nada, como voy a sentar cátedra sobre algo si no tengo más información que la que me llega. Dicen que estamos en la época de la información. Lo dicen por supuesto a quienes les interesa que pensemos que nuestras decisiones, ideas y creencias tiene una base “empírica” o “científica” basada en datos o realidades. Por supuesto mientras fabrican esas informaciones, esos datos, esas realidades en ministerios del amor o la abundancia.
¿Entonces no hay información? sí. Muchísima. Y sí, hoy por hoy en el mundo privilegiado en que vivimos más que en nunca.
Pero no viene a ti. Sólo si la buscas puedes hallarla.
Cuando salí de lo básico, me aparté de los “memes” y citas célebres feministas de Google y leí “El segundo Sexo” completo (aunque no puede leerse, se estudia) descubrí que aquella sensación de culpa por el desconocimiento que tuve cuando al iniciarme en el feminismo, la historia de las mujeres y su lucha, algunas de ellas muy cercanas en tiempo y geografía, era completamente lógica. Pero no era culpa si no indignación e ira. Me sentí tan absolutamente engañada. Por el sistema, por mi entorno, por la televisión, el cine, la música…
Siempre creí que había un camino hacia la libertad. Ahora sé que ese camino no existe. Por que no hay forma de encontrarlo en el mundo de manipulación en el que vivimos y de sometimiento a poderes amorales.
La libertad, al final, es una palabra inventada, como lo es cualquier otra creencia compartida que por que muchos y muchas la compartan no se torna una realidad natural per se. ¿Por qué algunas palabras creemos que tienen una connotación u otra, etc.? Son sólo palabras. ¿Y si buscamos que hay detrás? ¿Y si descubrimos entonces que el principio que debemos perseguir primero no es la libertad?
Como ésta, muchas otras reflexiones me han rondado y calado este año. Y me han desnudado. Y así quitando capas y capas de determinantes culturales encontré partes de mí claramente denominadas y sin embargo ignoradas:
Reconocerme racista, clasista… ha sido duro a la vez que liberador.
Salir de la cueva de las doctrinas de mi crianza (social y familiar) me permitió descubrirme como ser humano inconsciente, insolidario, cruel, maltratador, etc…
Y sólo ahí, cuando descubrí el problema, es donde puedo, por fin, empezar a cambiar.
Y sí, sigo pensando que cambiar yo lo cambia todo. Que tú cambies lo cambia todo. Que el mundo, los países, estados, comunidades, asociaciones, familias… no son más que grupos de personas y, como para que un reloj funcione mil piezas se engranan y si una se desajusta o bien se cambia o las demás deben adaptarse, cada cual tenemos responsabilidad individual en forzar el cambio.
Por eso he buscado las raíces, no sólo las del feminismo, si no las de todas y cada una de las desigualdades por que el fin último del feminismo, su razón de existir, es la igualdad y eso conlleva necesariamente la justicia. Ese es el verdadero principio. Y un sistema justo no puede estar gobernado por el oro que no piensa, las monedas que no sienten o el acero helado de las balas.
Un sistema justo debe poner en el centro la libertad, igualdad y responsabilidad de y para todas y cada una de las personas del mundo, de y para todos y cada uno de los seres de este planeta.
Un sistema justo debe poner en el centro aquello que nos permita a todes acceder a lo único imprescindible: la alimentación, la educación y la salud. Sin NINGUNA DE LAS CUALES hay vida digna.
Un sistema justo debe trabajar por el cuidado del medioambiente, por combatir el especismo, etc. Principalmente por que en el instante en que creemos que podemos ser mejores o estar por encima de otro ser estamos actuando de forma desigual, ese pensamiento lo incorporamos, lo respiramos como lógico y se normaliza y al final también el color de la piel, el lugar de nacimiento, la ropa, la música que oímos… sirven de excusa para perpetuar esa desigualdad.
El sistema JAMÁS va a ayudar a destruir esa creencia habida cuenta que su supervivencia se sustenta en que haya una minoría que mantener contenta que se crean en lo más alto y con más poder y controlen a una inmensa mayoría que se crean en lo más bajo y desposeídos de cualquier poder. Básicamente por que el Sistema no existe. El sistema SOMOS TODOS Y TODAS. El sistema es cada persona en cada lugar del planeta. Y el poder no se da, gana o compra. El poder se tiene. Se ejerce o no.
El feminismo se está haciendo mayor y las mujeres comenzamos a entender esa máxima. Por mucho que la sociedad de educación sesgada, pensada para tener mano de obra productiva y cuidadoras y poco más, debemos de forma muy acuciante, perder el miedo a palabras como ideología. Debemos perder el miedo a hablar de mercado, de estado de bienestar, de inmigración, de racismo… pero debemos hablar bien. Bajando del pedestal donde nos ha colocado el dónde nacimos y ver que hay detrás de las murallas de nuestro “castillo de oro”.
El feminismo debe ser ideología en la medida que ideología es un conjunto de ideas. ¿Cómo podemos tener miedo a las ideas? ¿Por qué? Toca pensar en ideas. Ideas nuevas, que se replanteen el sistema completo. Ergo, que se planteen qué somos, quién somos y por qué nuestro sexo, piel u origen nos separa.
Yo quiero Leia que tengas un mundo justo para las mujeres. Para eso se requiere un mundo justo. De nuevo te repito, cuando abres la puerta a la desigualdad y consientes la violencia, luego no puedes cerrarla sólo a lo que tú desees.
Hoy es 8 de marzo y en un rato vamos a la concentración. No soy la misma que fue el año pasado. Pero hoy sé que la rendición no es una opción por que mientras una sola persona en este planeta no pueda vivir dignamente como lo hago yo, no habrá justicia. Por que no tengo más derecho por haber nacido aquí. Por que no tengo más voz ni más credibilidad por ser blanca. Por que no merezco más respeto por ser heterosexual. Por que no merezco empobrecimiento por ser bipolar. Por que mi crianza no puede limitarme. Por que tengo que luchar por aquellas que no pueden defenderse, para decirles a voces y de la mano de todas y cada una de mis hermanas y hermanos LO SIENTO, yo también quiero abrir las pesadas puertas de la fortaleza donde el patriarcado nos tiene encerradas y conseguir juntas y juntos que todo sea diferente.
Dice el manifiesto aprobado en Córdoba de 1975, (que conocí por primera vez en Feminismo para principiantes de Nuria Varela hace demasiado poco tiempo):
“Larga y diversa es la historia de lucha que nos precede. (…) Hemos dejado de sentirnos víctimas para convertirnos en agentes sociales de transformación de una realidad que es injusta. Cada día son más mujeres que según sus sensibilidades se agrupan para ir tejiendo redes sociales creativas que nos permiten soñar futuros más humanos. Futuros sin fronteras entre hombre y mujeres porque se haya superado la sexualización que hoy hacemos de los valores, de los intereses, de los espacios, de los símbolos, de las formas de mirarnos y sentirnos.”
44 años después diríase que en nuestra sociedad (SÓLO Y EXCLUSIVAMENTE EN LA NUESTRA y siempre que el nivel económico sea medio como mínimo) algunas de estas desigualdades se han superado.
Sin embargo la sexualización ha tomado otro significado, el mercado se ha tornado violento, las desigualdades se acentúan hoy precisamente por que nos agarramos a la idea de que se han superado aquellas reivindicaciones por las que nuestras hermanas lucharon y murieron.
No nos dimos cuenta de que mientras nos contentaban con migajas acortaban las cadenas. Y aquí estamos esclavas por ser mujeres, esclavas de la idea de la mujer perfecta que el machismo y el patriarcado impone. Esclavas al fin y al cabo.
Tan distraídas con no tener barriga y con la ropa que compramos que no nos damos cuenta de que hay mujeres con hijes muertos de hambre en sus brazos mucho más cerca de lo que nos gusta pensar, niñes ahogándose en el mismo agua donde nos bañamos intentando disimular las estrías, mujeres que cosen 12 horas con sus hijas acostadas en el suelo de la fábrica por lo justo para comer algo de cereal si hay suerte y nosotras podamos llevar ese pantalón tan baratito y mono.
Y así andamos nosotras, las privilegiadas. Libres como nunca. Esclavas como siempre. Y lo peor, cómplices, ciegas y sordas al dolor de aquellas a quienes nuestro sistema “igualitario” esclaviza.
Por que es innegable que la desigualdad es cada vez mayor en este mundo y las más atroces aberraciones ahí siguen implacables e irrefrenables, sirva de ejemplo la barbarie sexual y afectiva contra niñas y mujeres que en este mundo global de andorids e ios ya no podemos negar. Sin embargo la permisividad del machismo y el patriarcado en el mundo privilegiado con ideas como la prostitución, la gestación subrogada o la pornografía minimizan esta lacra y normalizan la cultura de la violación y la cosificación de la mujer.
Y tienes que oír hoy, que problemas son los de los países h o b, países que viven y mantienen un machismo monstruoso, eso sí, sólo cuando nos interesa ya que los vemos como socios lícitos económicos y empresariales. Y entonces piensas que si en países como el nuestro, ejemplares, de los más igualitarios, donde las leyes (que no es lo mismo la legislación que su aplicación o la práctica) protegen a las mujeres y aun así son objetos de consumo, o herramientas de cuidado, cuando compramos personas, etc. ¿Qué ejemplo damos realmente en el resto del mundo?
Es casi imposible que el machismo, mayoritariamente masculino pero extraordinariamente enraizado en la identidad de muchas mujeres, se reconozca como tal. Un machista nunca reconoce que lo es. Como un racista. Como un violento. Como un clasista. Como un explotador. Como un maltratador. Lo peor es que todos son uno solo por que el machismo es racista, violento, clasista, explotador y maltratador.
Realmente agotador, ¿verdad pequeña? Probablemente éste sea un texto caótico, repetitivo o cansino a ratos. Probablemente. Es tan difícil ordenar tantas ideas, tantas imágenes, tanto que he aprendido sobre lo poco que sabemos que se torna complicadísimo explicarse.
Entonces, todo se lía, es demasiado y demasiado farragoso, los oídos de nuestros conciudadanos y conciudadanas en el privilegio andan demasiado distraídos en un mundo a una velocidad de infarto de anuncios y publicidad cegadora que nos ha dejado sin la capacidad de parar atención a lo que está pasando en el aquí y el ahora más allá de lo que nuestra (todavía primitiva) vista alcanza a ver.
Así que una empieza a hablar, a explicar, a preguntar… Reflexionando en voz alta a sabiendas de lo poco que sé y sabemos y que del error se aprende y… sólo queda la loca sobre la caja que grita en la quinta avenida locuras del inminente advenimiento en cualquier película hollywodiense.
Te cansas. Te agotas. Y antes paré. Ahora no paro. Y ahora sé que jamás pararé. Y si no puedo escribir, compartir o simplemente no encuentro la forma de hacerlo de modo que llegue a alguien, que consiga mi objetivo, esperaré a hacerlo, pero mientras NO PARARÉ. NO DEJARÉ DE INTENTARLO.
POR QUE TENGO DERECHO AUNQUE VIVA SOMETIDA
POR QUE TÚ TIENES DERECHO AUNQUE VIVAS EN UNA CULTURA QUE TE LIMITA.
POR QUE TENEMOS ESA RESPONSABILIDAD COMO PRIVILEGIADAS.
POR TODAS Y TODOS.
NO PARARÉ.
Por último, quiero compartir contigo unas palabras que me revolvieron hace poco y me han ayudado y ayudan cada vez que la tentación de flaquear me invade:
“Quizás no puedo esperar tanto, pero no pasa día sin que me pregunte cuando volverá el futuro.
Y volver a querer, volver a fracasar- mejor.
A veces querría saber algo como se sabe – como sabía- a los doce, cuando se aprende o entiende algo sobre algo por primera vez, con el deslumbramiento de la comprensión, si saber que podría saber tantas otras cosas que lo contradicen, sin el lastre de que eso mismo te haya pasado tantas otras veces – y se te haya pasado el enfrentarte con todo lo que lo desmiente.
Es casi un lugar común que la juventud es el tiempo de las utopías, que con la adultez se van abandonando, y suele creerse que sucede por que las personas se serenan, se instalan, toman obligaciones. Yo creo que uno tiende a perder esas esperanzas cuando empieza a entender la brevedad, la finitud. Jóvenes, pensamos en un tiempo sin final, donde todo tienen tiempo de pasar. Viejos, suponemos que veinte años se pasan muy rápido sin que pase nada y todo pase o, mejor: que todo pase igual que siempre. Contra esa suposición, todas las tentativas.
Envejecer - ¿debo decir envejecer? - es saber que hay cosas que uno no va a saber. Digo: olvidar la esperanza alguna vez, que todo llega.
Yo querría saber: por supuesto que querría. Ahora sé que es probable que no – y no es eso lo que me va a apartar de la pregunta. Es duro hacerse preguntas cuyas respuestas uno imagina inalcanzables., no hacérselas es triste.
Y volver a querer.
Y volver a equivocarse. “
M. Caparrós.
Día tras día Leia me recuerdo que mi tiempo es una minucia en el universo, inapreciable, absolutamente prescindible. Pero el tiempo no acaba. Y la vida, la realidad, el mundo, no se limita a lo que yo vivo. El mundo es más. Y no puedo pedirle a los hombres que se callen y me oígan si no estoy dispuesta a callar para compartir mi voz con las demás.
Y es que en el silencio del privilegio podremos encontrarnos todas, bajo los gritos, normas y leyes de quienes no ven que nos someten o creen que están en su derecho.
Y ahí, juntas, unidas y potenciando todo lo bueno que tenemos, lo que somos, lo que sentimos, alzamos la mirada, nos sonreímos, nos reconocemos y la guerra estará ganada.
Por que nada ni nadie puede lograr vencer a lo único más grande que nosotres mismes: EL AMOR. Y a nosotras nos han hecho expertas en el tema. Nunca pensaron que nos amaríamos a nosotras mismas y a nuestras hermanas. Pero nosotras sí.
Nosotras sabemos el poder que tiene ya que bajo él hemos perecido y vivido humilladas durante siglos y hoy aun muchísimas mujeres viven. Sabemos el poder que tiene ese arma que hasta ahora se usó contra nosotras y para someternos. Y ahora sabemos que por fin podemos apuntar a fuera.
Se acabó hacernos daño.
2019 y escribo esto mientras ves Wonder Woman esperando para irnos.
Quiero dejarte con una frase para que se la pongas delante a todo ser machista que te encuentres y te rete en tu camino:
“¿está dispuesto a sacrificar la vida de todas esas personas como si valiera menos que la suya?”
En la respuesta que te dé hallarás la respuesta a lo que es. Sabiendo lo que es podrás combatirlo o incorporarlo a tu camino.
Leia, feministas siempre.
Que no te engañen, el feminismo va mucho más allá. El patriarcado no quiere que lo pienses. No quiere que pienses. Eso es lo único que yo voy a pedirte: PIENSA POR TI MISMA.
Hoy y siempre.
Te quiero