"TODOS CONTRA EL FUEGO" ?
Sin palabras. Llevamos días sin palabras. Y sin embargo en el silencio una canción viene constantemente a mi mente: “todos contra el fuego, todos contra el fuego”. Una infancia en que había eslóganes de verano en la televisión que nadie hemos olvidado. Parece que sólo era eso, eslóganes vacíos. Parece que nos hemos perdido en las palabras sin profundizar en aquello que hacía falta para luchar de verdad contra el fuego. Se nos ha olvidado que la contaminación mata y recalienta el suelo. Se nos ha olvidado que por eso ese suelo debe estar limpio. No pensamos siquiera que existe la “biomasa”, una energía renovable que surge de aquello que sobra en nuestros bosques. Que se alimenta de ese único combustible. Porque es un combustible, que dejamos crecer y acumularse año tras año, mes tras mes en nuestras tierras y luego nos extrañamos que prenda.
No hay una sola solución contra los incendios y las cada vez más habituales olas de calor extremo que traen consigo las alertas por riesgo de fuego en nuestros parques naturales.
No hay soluciones fáciles ni frases sencillas. Todo eso, ese grito, esa oración imperativa de barra de bar, la que vomitamos con tanta fuerza en las charlas con colegas, son sólo eso, Oraciones. Los nuevos rezos que como loros hemos aprendido a corear en el palio que es la tele y que como buen dogma no debe nunca llevarnos a una más profunda reflexión.
Por eso no hay soluciones, por eso los problemas se enquistan y por eso nuestra tierra arde y nuestro mundo se pudre mientras los de siempre, como siempre, bailan en sus fiestas hartos de pasteles como en aquella corte francesa tan dicharachera ella y tan lejos aunque tan cerca del mundo real.
Pero hoy hay una urgencia y perderse en culpas y Dioses no es más que otro camino más que nos pierde en el laberinto de un presente demasiado injusto para los que vendrán, demasiado triste para los que ya están y nunca pidieron venir que con sus ojos grandes, sus cuerpos pequeños y sus manos alargadas hacia nosotros buscan que les seamos un refugio que ni les somos ni les estamos dando. Ni para mañana ni, ni si quiera, para hoy.
Toca decirnos basta a nosotros mismos. Toca parar la visceralidad más irracional y comenzar a pensar para actuar. No quedarse quieto ni perderse en el debate eterno sesudo que nunca baja al suelo. Buscar soluciones reales urgentísimas para que este mundo nuestro siga siendo eso, un mundo habitable, y en la medida de lo posible pase a ser nuestro de verdad, de todos y todas.
El primer paso es romper con los dogmas, quitarnos la camiseta de nuestro equipo para pensar en lo mejor para todas y cada una de las personas y buscar información y contrastarla. Sí, es triste pero cierto, en un mundo en que el periodismo ha muerto y los medios no son más que otra propaganda muchas veces más directa y soez que los propios anuncios ridículos de quemagrasas de la tele, nos toca contrastar la información. Nos toca mantener un punto constante de duda sobre lo que creemos saber. Ser humildes. Y recordar que muchas veces, pero muchas, si está en un vaso, es transparente, no tiene color, ni olor, si no sabe a nada… pues lo más probable es que sea agua.
Os dejamos esto. No queremos dar lecciones. Sólo dejar ideas, información y datos para que cada cual haga con ello lo que considere oportuno.
https://www.documaniatv.com/ciencia-y-tecnologia/cosmos-12-el-mundo-liberado-video_7d893d530.html
Y después ya es responsabilidad de cada cual mirar arriba o no mirar, es más, gritar al de al lado “¡No mires arriba!” o tomarlo de la mano y buscar juntos como evitar el desastre.
Y sí, claro que hay maneras. Y por supuesto que no están sólo en nuestras manos. Es verdad que tu cartón de leche en el contenedor amarillo no va a parar el desastre. Es verdad que quienes tienen en su mano parar esto son los terroristas climáticos como aquellos que pasean por gusto por el espacio, vuelan para 30 minutos o permiten que haya un aberrante sistema de mantenimiento de líneas de vuelo que requieren cientos y miles de vuelos vacíos de personas y llenos de queroseno que riega para que arda nuestro más que triste futuro.
Pero no es cierto que no esté en tu mano parar eso. No es cierto que no tengas responsabilidad. Tú eliges a quien pones a legislar. Si mantienes o no el sistema. Tú eliges creer o no en el poder del cambio o en probar algo nuevo o en resguardarte muy a gusto en el “todos son iguales” o como no piensan 100% como yo “no voto”. Porque no hay opción de no elegir. Puedes probar cambiar las cosas u optar porque sigan como siempre. Puedes votar tú o que voten por ti. Pero no, no existe el no decidir, el mantenerse al margen. Toda acción tiene su repercusión y eso es algo que por mucho que queramos engañarnos siempre seguirá sucediendo. Y lo más importante es que lo sabes. Así que cuando te pones la venda en los ojos y empujas adelante para que todo siga igual eres tú quien se pone la venda, eres tú quien empuja y eres tú quien sabe que está haciéndolo. Por miedo quizás. Por desilusión tal vez. Por odio, rencor, venganza en los peores casos. Pero eres tú.
Tú luchas contra el fuego o no lo haces. Tú decides. Al menos seamos sinceros y responsabilicémonos de nuestros actos y palabras.
Tú entras en el parque cuando está prohibido o no lo haces. Tú luchas contra el cambio climático o no lo haces. Tú votas por el futuro o por el pasado. Tú eres el único responsable de poner tu grano de arena en un lugar u otro de la balanza y como dijo aquel emperador en aquella película infantil “un grano de arroz desequilibra una balanza”. Tú elijes hacia dónde.
Y ahora podemos seguir gritándonos y soltando soflamas y siguiendo a pies juntillas el dogmatismo con el que más a gusto nos sintamos como fieles seguidores de la secta que hayamos elegido. Pero al menos, por lo menos, que cuando lo hagamos recordemos que lo hacemos porque queremos, que lo estamos eligiendo y que la mayor parte de las veces en la vida no es culpa del otro, es responsabilidad mía, el camino que elijo tomar, porque en cada paso puedo cambiarlo o mantenerme andando por la misma senda.
No eres, no soy, no somos irresponsables. La culpa no es de otro. Somos los RESPONSABLES. Nosotros y nosotras, todes, somos los responsables.