SUMMER OBAC 2020 - Hasta el año que viene :)
Otra vez 31 de agosto, de noche, esperando que sean las 00:00h para bajar el telón en este magnífico espectáculo que es el Summer Obac.
Aunque hoy todo es diferente a los 6 años anteriores.
Éste séptimo So20 se ha desarrollado durante el 2020, un año que no olvidaremos. Nadie. En el mundo entero.
Un año que nos ha recordado que no hay futuro si no lo construimos en el presente intentando tener siempre el pasado como referencia para saber qué aprender, repetir o vigilar de él.
Este año analizamos el Summer Obac desde una perspectiva más rica por esas tantas experiencias acumuladas que nos han hecho recolocarnos en el mundo y tener una visión más amplia de la realidad que nos rodea. Incluida la que al Pink world se refiere.
En primer lugar: GRACIAS.
Gracias por ayudarnos a mantener vivo el juego. Gracias por cada participación. Gracias por cada foto divertida. Gracias por cada mensaje compartido. Por cada frase que habéis contagiado en las redes sociales para potenciar la sosegada y profunda reflexión colectiva.
Este año para muchas personas ha sido extraordinariamente difícil manejar sus emociones o frustraciones con los cambios que la pandemia del Covid19 ha supuesto en la “normalidad” a la que estábamos acostumbrados y esperábamos.
El coronavirus ha venido a recordarnos que la “normalidad” es una ilusión. Que hay tantas formas de vivir como circunstancias se planteen. Y que todas y cada una de las personas del mundo estamos expuestas a algo más grande que nosotras mismas, lo llamaremos Naturaleza, que nos da la vida y nos marca el futuro.
Este año nadie ha estado a salvo. Durante unos breves momentos parecía que el mundo por fin abría los ojos y contemplaba con claridad que hasta hora habíamos venido haciendo las cosas bastante mal con el medio ambiente, con las personas de nuestro entorno, etc.
Pero pronto se nos olvidó que durante un tiempo todos fuimos iguales. Pronto olvidamos la sensación de estar encerrado. La ansiedad de que nada dependía de nosotros. El dolor por las pérdidas. La ilusión por amar a quienes no podíamos acercarnos. Olvidamos la sensación que tuvimos ante las estanterías vacías de los supermercados. Olvidamos pronto toda esa frustración, rabia, tristeza… toda esa zozobra que nos invadió al ver que todo aquello que habíamos considerado inamovible, sólido y seguro de pronto era frágil, intangible, imprevisible.
Y eso que quienes leáis este texto seáis todas personas privilegiadas que de un modo u otro han tenido conexión a través de la tecnología, comida en la nevera y una asistencia médica, educacional, etc.
Si para nosotros fue complicado, ¿cómo lo debió ser para todos aquellos que de por si estaban fuera del sistema? Pero en un mundo que necesita la velocidad para mantenernos alerta sin tiempo de pensar esa pregunta que por fin podíamos responder algo mejor por nuestras experiencias, quedó pronto en un pasado que parece más lejano de lo que en realidad es. Un pasado que hemos dejado atrás sin darnos cuenta que lo que ha pasado está también presente en nuestro futuro a corto, medio y largo plazo. En el de todos.
Durante aquellos instantes iniciales parecía que íbamos a salir mejores de todo esto. Que íbamos a poder empatizar mínimamente con los demás para poder por fin hacer de este mundo un lugar mejor.
Parecía que al tener todo el tiempo que nunca tuvimos, poder disponer de ese silencio que nunca podemos alcanzar en este mundo moderno, no poder salir a fuera, vivir fuera, no nos quedaría otra que vivir dentro: MIRAR HACIA DENTRO.
Pero pronto se nos escapó ese sueño entre los dedos cuando las puertas se abrieron y tantas personas, tantas, corrieron a volver a conectarse al sistema. Siempre activos. Siempre más. Y más rápido. Y más. Y más. Y ya. Una carrera constante por llegar a un lugar que pensamos que andamos buscando. Sin embargo, un lugar en el que estuvimos durante aquellas semanas de encierro y que no llegamos a ver, a apreciar, a disfrutar.
Pero entonces, mirando aquella puerta abierta por la que la muchedumbre huía despavorida a ponerse sus anteojeras y colocarse sumisamente bajo su yugo de siempre (ese que construye con necesidades que no existen y creencias que nos dividen), y nosotras sentíamos que se estaba perdiendo una oportunidad como nunca tuvimos y la tristeza comenzaba a invadir nuestra alma… una mano tocó nuestro hombro. Y luego otra. Y otra y otra…
Nos giramos y allí estaban. Todas ellas. Tantas y tantas personas que eligieron seguir con ilusión el camino difícil. El nuevo. El que este año era mucho más complicado que otros habida cuenta que lo que las redes sociales, los intereses económicos y la moderna autoestima del “like” necesitaba la foto más llamativa, el lugar de más difícil acceso, el reto más bestia, el número de kilómetros más exagerado en Strava… y volver a ese pequeño camino que no tiene más que aquello que no se ve… no era demasiado atractivo.
Hoy, decir que hemos contabilizado en el año 2020, en el humildísimo Summer Obac más de 522 subidas, (¡522 subidas en 2020! ¡Es increíble!), y que se han batido casi todos los récords totales de años pasados… Que casi todas las categorías, incluso las más complejas de conseguir han sido alcanzadas por nuestros y nuestras valientes… es que… no hay palabras.
Sois la luz que el mundo necesita. No lo olvidéis.
Este septiembre empieza un mundo nuevo y lo haremos entre todos y todas. No olvidemos nunca que tenemos un poder inmenso. Que es nuestro legado (sí, el nuestro, por anónimos que nos creamos) quienes vamos a decidir cómo se piensa, se cree y se vive en el futuro.
Este año Cuquisó se va de nuevo a hibernar hasta el próximo verano, pero dejará para el recuerdo sus mensajes en este 2020.
Mensajes que han formado parte de la historia entera de la humanidad y que gracias al silencio y la calma de este año pudimos volver a oír.
No dejaremos que se pierdan y nos abriremos paso entre cada una de las dificultades que el futuro nos ponga delante por que no estamos solos. Nunca lo hemos estado. Y cuando una persona caiga la otra le levantará. Cuando una tema la otra le reconfortará. Cuando una sueñe la otra le apoyará. Y como una sola, una persona inmensa, infinitamente poderosa, demostraremos de nuevo, como habéis hecho en el Summer Obac 2020, que no hay récord lo suficientemente difícil, ni reto lo bastante complicado como para rendirnos en el camino de hacer de este mundo, uno mejor.
GRACIAS A TODOS Y A TODAS POR HABER ELEGIDO MANTENER VIVO, VIBRANTE Y BRILLANTE EL SUMMER OBAC 2020 EN UN AÑO DONDE ÉRAMOS MÁS CONSCIENTES DE LO QUE NUNCA FUIMOS DE QUE NUESTRAS ELECCIONES CAMBIAN EL MUNDO.
SOMOS CONSCIENTES DE LO QUE SIGINIFICA CADA UNA DE VUESTRAS SUBIDAS.
Y POR ELLO ESTE AÑO, MÁS QUE NUNCA, OS DAMOS LAS GRACIAS Y OS PROMETEMOS QUE SIEMPRE, SIEMPRE, HABRÁ UNA CASA ROSA A LA QUE ACUDIR SE PONGAN COMO SE PONGAN LAS COSAS AHÍ FUERA.