SER ROSA ES DE VALIENTES
Rcr19 es una entidad que a través de los servicios que ofrece financia la labor de divulgación de información por y para la salud de todos y todas (ámbito deportivo y nutricional) y promueve el debate público y sobre todo la reflexión individual.
Creemos firmemente en que otra manera de vivir mejor es posible. En el deporte abogamos por aprender a discernir la información válida y que nos ayuda entre el basto aluvión de publicidad que nos envuelve. Creemos que esto es clave para conseguir mejorar como personas deportistas a todos los niveles aunque creemos también que hacerlo es imposible sin previamente conocernos a fondo, saber qué ser somos, cómo funcionamos, por qué nuestro organismo hace unas cosas y no otras. Y es que sólo ese ejercicio de reconocimiento nos permite llegar al marco ideal para realizar la criba anterior, esto es elegir de entre lo de a fuera para aprovechar las oportunidades que el entorno y las circunstancias nos brinden. Sólo ese camino completo hará posible desarrollar nuestro máximo potencial.
De la misma manera y aplicando el mismo lógico planteamiento, en todo lo demás que somos, en todo lo que hacemos, pensamos, sentimos y SOBRE TODO creemos, es imprescindible hacer un fuerte ejercicio de revisión: de mí misma, de mi cultura, de mi herencia, de la sociedad que me rodea y mis condicionantes limitantes. Ese ejercicio es muchísimo más duro que el que sólo se basa en nuestro ser deportivo, habida cuenta que con el deporte tenemos a la vista un cercano y claro objetivo que depende sólo de nosotras, acabar o ganar una carrera, mejorar la forma física… Y sin embargo, en el segundo caso, el objetivo está dentro y no podemos verlo, cada paso adelante hace más largo el camino y a fuera no encontraremos nada más que mucha resistencia, quizás algún rayo de luz de tanto en tanto que nos ayudará a seguir adelante por un mundo mejor más justo y consciente pero que probablemente nosotras no alcancemos a ver.
Y si por si fuera poco lo dicho, plantearse comenzar esa aventura de mirar dentro y preguntarnos y revisarnos conlleva también que lo que vamos a ir descubriendo no nos va a gustar. De pronto, si aceptamos la cruda verdad, nos descubriremos responsables de aquello de que siempre nos quejábamos. Comenzamos a aprender qué lo que nos envuelve es sólo un escenario donde acontece la obra de nuestra vida y esa escenografía pierde de pronto profundidad y tras cada esquina puedes ver lo que hay detrás. Y a nadie le gusta descubrir que por propia voluntad no veía lo que tenía delante de los ojos.
Hay más dificultad aun, cuando llegamos a lo más difícil: plantearse cómo trato a las otras personas. No sólo a las que me cruzo por la calle o me aparecen en Instagram o de las que tengo su WhatsApp. A las demás. Cómo vivo yo y cómo los demás. Qué pienso de ellas. Qué prejuicios nos separan. Que creencias nos acercan.
Descubrir de pronto que si te destapas el brazo en invierno en la montaña, tu piel se eriza de frío. Y cuando hace demasiado frío, duele. Y sentir ese dolor y comprender que no está sólo dentro de ti si no de cada ser humano de este planeta. El frío de un maestro en una casa en ruinas en Siria o el veterano sin hogar tumbado sobre el asfalto de las vegas. Comienzas a sentir tu cuerpo y con él el de todos y reflexionas que si te pinchas sangras, como un cazador en Gambia o un recolector en China.
En ese doloroso despertar estarás cuando vendrá una noche tu hija y te dirá que tiene miedo y sabrás que tiene miedo de verdad, que necesita tu protección, su peluche y sus lucecitas. Que se siente sola y asustada por un sueño. Y eso te llevará irremediablemente a pensar en esa niña en los mercados de infantes de india que tiene miedo del viejo putero que tiene delante. El mismo miedo que tu hija pero mucho más grande y aterrador. Y nadie que la proteja. El miedo del niño que se levanta en los Andes y ha de bajar kilómetros entre la nieve al colegio pero ese día tiene rotos los zapatos y cree que puede morir en ese camino. El mismo miedo que tu hija pero mucho más grande, pero nadie que le proteja.
Vas cambiando. De pronto oyes una pelea en el piso de abajo y ya no subes la tele. Quitas el volumen por completo para oír bien. Vas a llamar a la policía en el primer atisbo de violencia verbal o física. Porque sabes lo que es oír de un modo u otro “guarra”, “vaga”, “inútil”, “fea”, “gorda,” etc. Y sabes que esos son los “golpes” cuyos morados no desaparecen nunca y tú ya, ahora, no vas a permitir que se sigan normalizando esas situaciones.
Y así, una tras otra, CONOCERSE supone la caída de las vendas que cubren nuestros ojos. Y de pronto te descubres pensando sin vendas de colores, idiomas o banderas, sin billetes ni números en una cuenta, sin miedo a no vivir una historia de película o no entender una letra de una canción de amor.
Partes de cero. Naces de nuevo. Y claro, ¿podéis imaginar sensación más terrible que el miedo de un bebé cuando se ve solo en su cuna por primera vez y en su cuerpo algo le duele porque necesita comer, pero ni ve, ni entiende…?
Pues ese es el miedo que mantiene el mundo como está. El miedo que da leer, crecer, pensar, reflexionar y debatir. EL miedo a vaciarnos y desaprenderlo todo. El miedo absoluto a decir “no sé”.
(Qué pena, es la única frase que hace el mundo más grande, con más posibilidades, rico y brillante. “Siempre ha sido así”, “porque lo sé”, “por porqué lo he oído”, porque mi vecino dice que”, entre otras frases mucho más frecuentes lo mantienen como está, cuando no lo empequeñecen.)
Dicho todo esto, de hecho por todo esto, hoy queremos daros las gracias a todos y todas quienes seguís el Pink power y leéis y nos acompañáis en nuestras reflexiones.
Todo este prólogo es imprescindible para que comprendáis por que para nosotros es tan y tan importante teneros cerca y sentir vuestro aire en las alas.
Y es que cuando os damos las Gracias es, en el deporte, por salir del camino marcado por revistas, postureos varios y luces de colores es difícil. Por buscar la verdad, por luchar, por no rendiros y aprender que la única manera es la vuestra.
Pero sobre todo, cuando os damos las gracias, es por que esa decisión y ese trabajo lo hacéis de nuestra mano. Y eso os convierte en imprescindibles para el mundo. Imprescindibles por que el miedo sólo se vence con valentía y vosotras sois unas valientes. Por que es muy valiente sumergirse en el agua rosa de Rcr19 y es innegable que el camino es duro y el destino incierto y que aunque juntas sabemos hacia donde queremos encaminarnos, las reticencias del sistema nos complican algo el camino.
Somos muy conscientes de lo que significa sentirse rosa. De la valentía y la humildad y la avidez necesaria para luchar por el Pink world y nos sentimos afortunados de estar rodeados de personas absolutamente increíbles. Desde los de siempre, quienes nos han llegado salvar incluso de oscuridades que parecían insalvables, a quienes habéis ido tomando las manos para poco a poco hacer una cadena de personas asustadas pero valientes. Humildemente vacías pero llenas de sueños y esperanza.
Hacéis posible sentir que podemos seguir intentándolo, luchando y colaborando para que ese miedo absurdo, adquirido, que nos han inyectado en el corazón y el cerebro deje de bloquearnos el camino, sentir que cada vez somos más quienes aun no viendo las cadenas ya queremos verlas y romperlas y poder por fin ser libres, en un mundo de iguales y gobernado por la justicia, sentir que hay una manera de hacerlo y que sentís que juntas lo haremos posible. Que podremos seguir inoculando poco a poco ese peligro tan angustioso para el sistema, la única arma mortal que puede acabar con él: La humanidad. (que todos y todas tenemos escondida muy a dentro aunque no nos dejen tiempo ni ganas para encontrarla)
Días como hoy nos recuerdan la importancia de destacar esa humanidad, ese amor que tenemos alrededor y fluye en el Pink world.
Cuando aparece una jabalina como Cristina y nos trae un regalazo como el de la foto nos emocionamos. Obviamente por el regalo en sí, pero sobre todo por lo que simboliza: una filosofía deportiva y conciencia y además, un acto de cariño y apoyo a nuestra opción de vida basada en alimentación vegetal. Pero sobre todo por esa estrella que brilla sobre un abrazo iluminando palabras que dan sentido a todo:
“Estar en lo bueno, lo malo y lo regular”, “ayuda”, “sacar lo mejor”, “brillar con luz propia”, “familia”…
Y es que nos muestra que con perseverancia e ilusión se puede conseguir que haya personas que en el frío del mundo del metal de las monedas y los hombres grises, gracias los unos a los otros veamos la luz interior y sintamos el calor y la fuerz de nuestra humanidad y nuestros sueños.
Por que esa luz y ese calor nos empuja a seguir. Y es que es exactamente eso lo que cada detalle de los que habéis tenido con nosotras nos ha hecho sentir. Cuando también nosotras nos perdemos en el frío viento no sé cómo lográis saber que andamos perdidos en el abismo, pero de pronto hay un audio en el teléfono, un mensaje en el correo, una mención en redes o un regalo en el local que nos abriga para seguir a vuestro lado. Como podamos. Pero juntas.
No os quepa duda de que siempre fuisteis vosotros y vosotras quienes mantuvieron Rcr19 vivo. Y hoy, sigue siendo vuestro amor, cariño, fe y respeto lo que hace que la filosofía Pink siga intentando contagiar su magia poquito a poco más y más y lejos.
Por vosotros y vosotras
Para vosotros y vosotras
Siempre Rcr19
Siempre Pink
A Cristina Mtez