LOS DARUMA Y SU FILOSOFÍA
七転び八起き
(nanakorobi yaoki)
Si te caes siete veces, levántate ocho.
Proverbio japonés
Da Mo es el nombre del fundador del Budismo Zen. Dice la leyenda que llegó el 527 dc a China y se reunió con el Emperador. Debatieron y debatieron sobre budismo, pero no llegaron a acuerdos en sus formas de verlo y llevarlo a la práctica. Da Mo marchó y se sentó frente a una pared de una cueva en la parte superior de las Cinco Cumbres junto al templo Shaolin.
Si por lo general el estudio del Budismo se realizaba basándose en los textos y su repetición y estudio continuado Da Mo consideraba que los textos debían ser la raíz pero debía combinarse con la PRÁCTICA de la comprensión del “yo” y de otras “verdades” budistas.
Así, si en la soledad de estar frente a una pared sin más estímulo eras capaz de dejar de lado el amor, el odio, la tristeza, la felicidad, la ansiedad, la codicia… para vivir en el AHORA en lugar de preocupándote o quejándote se habría llegado al verdadero camino budista.
La leyenda del Daruma se refiere a la historia de Da Mo y explica que meditó durante nueve años sin pausa a solas hasta alcanzar la iluminación. Entonces, a la hora de volver a salir de la cueva donde estaba frente a la pared, los brazos y las piernas atrofiados se le cayeron. De ahí la forma de la figura. Se dice también que el color rojo habitual es en honor a las ropas que llevaba.
A día de hoy los Daruma son amuletos popularísimos en Japón sin embargo no son, como suele pasar con estas cosas, amuletos para que nos quedemos esperando que nos sonría la suerte, el amor, el dinero, los estudios.
Los Daruma dan fuerza y ayudan a cumplir los propósitos basándose en una serie de principios imprescindibles:
- No se le pueden pedir deseos irrealizables. Deben se propósitos realistas que podamos cumplir con esfuerzo y trabajo diario.
- Una vez lo hemos decidido y estamos listos para comenzar el desafío, pintamos una pupila en uno de los ojos.
- Después el Daruma debe acompañarnos en un lugar donde le veamos siempre y nos recuerde que estamos en ese camino, que rendirse no es una opción y que debemos esforzarnos cada día.
- Una vez hayamos completado el propósito pintamos los dos ojos como fin del camino.
Además de servir como esa mirada de “pepito grillo” implacable que nos recuerda continuamente que tenemos un pacto con nosotres mismes que no podemos romper, el Daruma incluye una idea más que nos transmite fuerza y energía cuando las cosas se tuercen, cansan o paramos en el camino. Este valor está relacionado con su forma redondeada de “tente-tieso” ya que no se cae ni vuelca por más duro que se le golpee o por más veces que se intente tumbarlo.
Y eso es clave por que como dice el proverbio japonés con que empezábamos este artículo, lo más importante del camino no es no caerse nunca, no parar a descansar, no tener momentos de cansancio, hambre o aburrimiento… básicamente por que es imposible.
Lo más importante para llegar a la meta de un camino es seguir andando hacia ella. Siempre. A la manera de cada cual. Pero siempre adelante.
Así que “si te caes 7 veces, levántate 8”.
Os dejamos aquí un Daruma muy especial. Un Daruma Rcr19 para que os ayude a lograr alcanzar esa meta que tanto deseáis.
Descarga la imagen. Una vez en tu teléfono píntale uno de los ojos y por último úsala de fondo de pantalla de tu teléfono. Es, seguro, el lugar donde más le vamos a ver y nos recordará continuamente que estamos en un proyecto, que podemos lograrlo y que para ello es imprescindible que en cada paso de nuestra vida estemos en el AQUÍ y el AHORA por que así seremos siempre libres para dar un paso adelante. Caernos nos caeremos, pero quedarnos caídes… NO es una opción!! ¡A por todas!