LA CAPACIDAD MÁS IMPORTANTE A ENTRENAR - LA FLEXIBILIDAD MENTAL
Muchos nos preguntáis por qué el boss este año “se ha pasado a las bambas” o qué tal lleva "La transformación en runner". Y hace días que comentándolo entre nosotres nos damos cuenta de que nuestro lenguaje, las etiquetas o ideas preconcebidas sobre una determinada acción, estética, idea… nos llevan a encasillarnos y limitarnos de forma tremenda.
El otro día, domingo, la familia subió a Setcases y hubierais visto la mirada de Raúl iluminada, su sonrisa… Sólo acercarnos a Ripoll ya su piel emanaba pasión, rabia, energía pura. Y sí, de volver pronto a subir en bici, de tomar de nuevo la humilde y sin embargo inmensa Stevens y vivir las sensaciones y lograr las metas que tan felices nos hacen.
El Boss ES ciclista. Y es entrenador. Y es runner. Y es amigo. Y es padre. Y es estudiante. Y es maestro. Y es…
Como somos todes. Somos mucho más de lo que nos permitimos ser.
A veces llegamos a identificarnos tanto con una idea de “grandeza” o de “gloria” o de “poder” que se nos olvida preguntarnos en qué medida nuestra experiencia y educación han ayudado a que para nosotros el más grande sea el más veloz, el más fuerte o el más resistente cuando para otras personas el más grande es el más leído o el que más títulos ostenta o el que mejor cocina o el más creativo o el que más dinero tiene.
Nos preocupamos tanto de superarnos y subir esa única cima que olvidamos que hay un sinfín de cumbres en la geografía de la vida.
De hecho algunas nos toca enfrentarlas sin pedirlo, salud, problemas laborales, familiares… Supongo que comenzamos a pensar que subir es agotador salvo en aquella en que nos sentimos fuertes, superiores.
Y ahí nos quedamos sintiéndonos seguros y a salvo. Incluso en los malos momentos o en los días más difíciles hay algo dentro que nos dice que es parte del precio por estar corriendo esa carrera, subiendo esa montaña, no sólo nos compensa si no que la idea de “sufrimiento” nos evoca aun más si cabe la idea de “heroicidad” que de nuevo cultura y educación nos ha ido grabando poquito a poco a través de las historias de héroes deportivos, bélicos, etc.
Pero ante eso después todes tenemos que parar. En algún momento por algún motivo una barrera baja. Y tenemos dos opciones, no perder de vista nunca el camino que aun estando ante nosotros no podemos andar y vivir la inmensa frustración que ello conlleva o mirar alrededor a ver que puedo hacer mientras esa barrera se abre.
La frustración es una reacción normal. La frustración reduciéndola al máximo es la mezcla de tristeza y de ira. Ambas emociones consideradas negativas por la sociedad suelen ser evitadas por nosotres olvidando que TODAS SON NECESARIAS y tienen algo que explicarnos.
En esta situación en concreto la tristeza nos invita a preguntarnos por qué nos sentimos vacíos cuando algo tan sencillo como un camino se nos veta habiendo un millón de caminos más que caminar. Sólo enfrentando esa emoción descubrimos que es mucho más probable que hayamos vinculado nuestra valía como persona con nuestra imagen de héroe o heroína cultural ideal y que intentamos alcanzar (el súperatleta o la súpertolerante por ejemplo). ¿Y si el verdadero héroe o heroína no necesita sufrir? ¿Y si sufrir no fuera algo necesario para sentirse bien? ¿Y si fuera una convención social?
Y la ira. La ira es gasolina. Es energía. LA IRA NO ES VIOLENCIA. La ira podemos canalizarla a través de la violencia, sí es cierto, o de la lectura o de la escritura o de gritar o cantar o bailar o probar… Es nuestra elección. La ira es fuerza que necesitamos exteriorizar. Nosotres elegimos cómo.
De pronto diríase que ninguna de las dos emociones son negativas. Pareciera que la tristeza nos abre un mundo de posibilidades y la ira nos da la fuerza para caminar hacia ellas.
Pero hablábamos del Boss y pondremos su ejemplo por que es una persona ejemplar y por que es realmente muy fácil visualizar todo lo que intentamos transmitiros.
Las particularidades que hacen que el boss sea el boss y que su vida sea su vida no son una mezcla con una fórmula inmutable perenne en el tiempo. Antes al contrario, la suma de cada una de las partes que conforman su singularidad varía constantemente. Si bien el resultado es siempre un 100% Raúl no es posible que dentro de ese 100 hay un inmutable 20% de deporte un 20% de trabajo un 20%lectura y un 40% de familia (por poner un ejemplo simplificado, obviamente la división tiene un sinfín más de ítems).
Hay épocas en que el trabajo se va aun 40% y de pronto la salud entra en escena y debemos darle un plus que no contábamos. O los viajes. O la lectura. O el estudio.
Es lo normal. Cada semana, cada día esto cambia. Es por ello que si bien hay cosas que permanecen siempre por encima de un porcentaje mínimo (nuestras prioridades: familia, salud) las demás deben reajustarse. Si hace frío y a estas alturas sé que sufrir no me va bien, pues decido sufrir menos. Si tengo mucha faena y dispongo de menos tiempo, decido ir menos estresado. Si quiero tener unos gastos en un determinado momento de la temporada los reduzco ahora…
Y aquí volvemos al principio. Cuando yo sólo soy ciclista y de pronto no dispongo de tiempo para desarrollar esa parte de mí puedo renunciar, aplazar y/o esperar, con el consiguiente malestar, o puedo ampliar mi mundo y ser ciclista y algo más. Puedo mantener mi forma física haciendo otras actividades físicas.
Nos parecía muy importante escribir sobre esto no sólo para intentar transmitir que una vida “tranquila y normal” zigzaguea y sube y baja constantemente (y menos mal, si no sería aburridísimo) si no que además hay veces que algunas cosas menos esperadas se nos plantan delante y el lograr aprender a pensar de forma flexible y sin enrrocamientos, valga la redundancia, identificando correctamente qué elecciones son mías y cuáles vienen determinadas socioculturalmente nos permitirá ser más libres y tener más posibilidades para ser felices y realizarnos en todo momento.
Véanse lesiones, una cita deportiva que no sale, un proyecto que se cae, una necesidad que llega de pronto…
Hay otras formas de cuidarse, hay más competiciones, hay más posibilidades, hay formas nuevas de gestionar…
Es importante que ahora que comienza el año (algo que culturalmente también tenemos señalado como un momento para resetearnos) entablemos una correcta forma de comunicarnos con nosotres mismes para aprender a escucharnos y saber extraer todo el jugo de la vida en cualquier momento, sea como fuera éste.
En conclusión, aquí tenéis una imagen que lo dice todo. No hay una sola manera de cuidarse, de quererse, de superarse, de disfrutar. Más de una forma de no renunciar a ese espacio tan absolutamente necesario para todes, íntimo, en soledad, conectando con nuestro cuerpo y alma en el esfuerzo y a través de la perseverancia.
El boss no se ha pasado al running. El Boss ahora ES ciclista, runner… y yogi y entrena el core y juega y canta y lee y curra y…
Así que os dejamos una pregunta final para que te contestes y luego actúes en consecuencia:
¿A partir de hoy vas a seguir pensando en “o” o prefieres pasarte a “y”?