DE CUANDO JORDI NOS MOSTRÓ "EL REINO DE LOS NIÑOS" (Proyecto para Senegal)
Las personas que nos lean serán, prácticamente en su totalidad, privilegiadas que viven en un occidente donde nos envolvemos en nuestros problemas, identidades, deseos... Vivimos en un sistema que además se ha tornado histérico, caótico, convulso, dramáticamante impersonal y frío. Vivimos presos del esclavismo de un consumo desarbolado a todos los niveles. Una forma de consumo que no sólo no acaba nunca si no que continuamente se reinventa. Un anuncio tras otro que los hombres grises de Ende nos pasan en una serie imparable de metas inalcanzables. Entonces, enfadaos y frustrados, corremos más y más sin descanso para conseguir aquello que creemos que nos dará la libertad. Pero la libertad nunca llega, siempre hay un nuevo anuncio de algo absurdo con el que nos tenemos que hacer. Así, enseñamos a los niños a tener en lugar de ser y a colocar debidamente sus blinkers consiguiendo no sólo más caballos corriendo en círculo en un hipódromo sin meta sinó, lo que es peor, una sociedad que no ve ni le interesa aquello que pasa fuera de su centro comercial.
Entonces todos esos valores que creemos tener como la importancia del cuidado y la educación de la infancia o las ideas de justicia dejan de importarnos fuera de nosotros mismos. Como si la justicia tuviera algo que ver con la legalidad, o la educación y la cultura con la instrucción.
No, nuestros "representantes", nuestros "líderes", nuestros"ídolos" no suelen luchar por el bien común. Luchan por el suyo propio y en algunos casos por el del sistema entendiéndolo, por paradógico que parezca leído lo anterior, como la única y verdadera forma de paz, justicia y libertad.
Y aquellos que se quedan fuera no son nuestro problema. Pero sí lo son. Todos y cada uno de los seres humanos de este planeta es responsable del mundo que nos creamos y las normas que nos damos. Todos y cada uno somos culpables (por omisión del deber de voto por ejemplo en nuestro privilegiado oasis en este planeta) de que no se prioricen ciertos pilares sociales y que no se entienda, como debería ser bajo nuestro punto de vista, la infancia como el mayor tesoro de todos y todas. Toda la infancia, cada uno de los niños y cada una de las niñas de este planeta deberían sentirse hijos e hijas de todos. Deberíamos velar por su salud, su educación y su seguridad.
Sin embargo, mientras aquí seguimos "viviendo en esa carrera interminable" hay lugares en el mundo como Senegal donde 200.000 niños caminan con una lata en la mano pidiendo limosna de puerta en puerta no para ellos o sus familias si no para su "marabú". Una especie de tutor al que los padres incrustados en la más absoluta probeza, entregan a sus hijos para que "los mantenga". Sin embargo, este tutor religioso aplica la violencia y el maltrato a estos niños y niñas si no cumplen las expectativas, les adoctrina en radicalismos religiosos fundamentalistas... mientras se enriquece él y su familia.
A estos niños se les llaman "talibés", viven en condiciones infrahumanas, sin comida, sin un lugar donde descansar, sin higiene... Serán adultos que sólo habrán recibido dolor, sufrimiento, abandono, enfermedad y muerte. Serán adultos que no sabrán que hay más de una forma de pensar, de ver el mundo o de actúar. Religiosos fundamentalistas cuya vida no tendrá valor alguno ya que se la hemos arrebatado entre todos permitiendo que nuestros líderes les hayan dejado a merced de los suyos.
La mayoría de los que nos leen se pondrán las manos en la cabeza, dirán "qué mal está el mundo", "esta es la semilla de todos los males que nos pasan", quizás incluso "ojalá pudiera hacerse algo". Probablemente. Pero no harán nada. Y es normal... cuando sabes que cada cual va a la suyo y que una sola persona no puede cambiar nada ni hacer nada, ¿qué más hacer si no dejarse llevar por la marea? Pero es justo ahí donde aparecen esas "personas normales", con una vida "normal", en algunos casos como el que nos ocupa, llena de dificultades y limitaciones extra además de los handicaps que todos enfrentamos, pero que no se rinden a todo ello para excusar su irresponsabilidad en el mundo. Personas como la que este domingo cumplió el reto de llevar su cuerpo al límite tras recorrer en cada uno de los 7 días consecutivos de la pasada semana una misma ruta de éxigencia bárbara y de más de 85 km. Un hito para llamar la atención entre tantos neones que nos mantienen entretenidos para ver algo que de verdad necesita ser contado, debatido y, por supuesto cambiado.
Jordi nos ha mostrado la realidad de Senegal y de los "talibés". Y no sólo eso, nos ha mostrado una manera de ayudar... "EL REINO DE LOS NIÑOS".
Clickando encontraréis toda la información del proyecto. Por ahora os dejamos aquí una pequeña muestra de todo lo que podemos hacer juntos y con pequeños gestos y el siguiente enlace donde podéis echar una mano y seguir esta maravillosa aventura que esperamos crezca, crezca y siga creciendo por cada un@ de l@s pequeñ@s que nos necesitan. : facebook y twitter y datos de contacto