CRÓNICA DE LA PURITO 2019
06.08.2019 16:54
CRÓNICA PURITO 2019 , por Raúl Cruz
He empezado la mañana con la elección de la ropa. Hoy era muy importante porque en lo que a temperatura se refiere la alta montaña, Andorra y los Pirineos en general, el menor cambio puede ser bastante bestia y debía tener en cuenta que llegaríamos a tres montañas cercanas a los 2000 metros de altura.
Finalmente he optado por la prenda interior de carbono DRY, minimizando el riesgo de pasar calor y tener problemas con la sudoración pero evitando riesgos de frío extremo ya que por mi constitución soy una persona que tiene bastante frío. Me ha funcionado genial, sobretodo las tres primeras subidas. Después ya para la última he tenido que subir desabrochado pero en esta prueba tan dura y haciendo bueno en agosto ¡qué menos! Realmente la ropa elegida puede suponer una ganancia o una pérdida brutales en una marcha o carrera. Considero que la elección de hoy ha sido la ideal.
Con todo preparado, desayuno tomado y con el tiempo suficiente he bajado desde Andorra la Vella hasta St Julià en bici. Había un fantástico ambiente, muchísimes ciclistas, organización de 10 e ilusión y miedo entre les participantes a partes iguales. Yo tengo la costumbre de mantener mucho la concentración y sangre fría. En algunos detalles como estos la experiencia es un grado que ayuda a que el organismo se mantenga relajado y consciente. De forma casi automática me he mantenido alerta de modo que pudiera salir bien colocado porque esta marcha comienza, nada más salir, y esto es literal, con una subida fuerte al enfrentarnos a La Rabassa. Salir demasiado atrás conllevaba remontar a tope y teniendo en cuenta que mi objetivo era “competitivo” en la medida que quería superar mi marca anterior, el tener en cuenta la posición ha sido un ítem importante que me ha dado un buen plus.
Se ha empezado a lo bestia, no hay otra palabra. Siendo así mi estrategia ha sido también aprovechar la marcha para probarme de cara a futuras pruebas para ver un poco hasta dónde aguantaba. Después ya coger un ritmo que me permitiera ir a un ritmo alto y aprovechar bien mi rendimiento total.
El primer puerto he conseguido mantenerme en cabeza de la marcha durante 10 km, después he visto que estaba ya bastante fuera de punto y que si seguía así lo iba a pagar muy caro. No mantener la conciencia y sangre fría hubiese incluso podido suponer la retirada así que confirmo ahora, viéndolo con perspectiva, estoy muy contento de haber sabido gestionar mis energías y poner límites con cabeza.
Con respecto a las bajadas decir que son bajadas rapidísimas donde apenas toca pedalear, iba bastante bien, de hecho si miro la comparativa de tiempos de strava con las demás personas se ve que he bajado rápido.
En el temido Coll de la gallina, que para mí no es el más duro de la marcha aunque lo sea si lo miramos sólo por desniveles y longitud, que fuese el segundo de la marcha me ha permitido “llegar fresco”, entre muchas comillas claro. Mi idea ha sido intentar ir a un buen ritmo que en ningún caso me forzara la máquina en exceso, ergo controlando pulsaciones y vatios y cadencia. Debo decir que considero que he tenido el rendimiento que esperaba también aquí y con esa satisfacción he encarado una bajada muy empinada. En ésta he tenido un pequeño sustillo 2 km después de empezar a bajar, nada importante gracias a lo más importante, la sangre fría y la confianza, manteniendo la cabeza fría he podido solventarlo haciendo una ligerita excursión al campo. Básicamente hay que tener en cuenta que si en un momento dado tenemos algún hándicap por entrar un poco más rápido de lo que tocaba en una curva la técnica adecuada es mantener la calma, intentar no cruzar la bicicleta y en el trozo que haya asfalto tirar fuerte del freno de delante (en caso de suelo seco) y llegando a la parte de tierra intentar frenar con los dos. Nunca intentar plegarte o cruzarte cuando estás totalmente pasado de punto de velocidad, por que si te plegas puedes caerte. Si el lugar donde acaece la tesitura no tiene escapatoria de tierra u otra intentar caer minimizando los daños en la medida de lo posible. Sí, caerse también tiene técnica. En mi caso dada la experiencia no ha tenido la menor importancia por lo que he seguido sin más.
Tocaba encarar la parte psicológicamente más dura, la segunda parte de la marcha, pero primero de St. Julià de Lòria hasta Andorra la Vella, 5 km que se hacen largos pero que permiten aprovechar para beber y comer bien.
Seguimos teniendo que tirar de cabeza y no descuidarse. Aquí en Andorra los retos son todos complejos y no hay que infravalorar nunca un hito. Con ese pensamiento se encara la Comella. Si uno se confía pensando que es el puerto más corto y “fácil” puede tener problemas para terminarlo. Incluso con un pensamiento racional y habiendo planificado que iba a ser el lugar de parada para repostar bidones (en el avituallmiento de arriba), los últimos kilómetros se hicieron duros.
Efectivamente pude cumplir el planning y habiendo repostado correctamente el líquido necesario para llegar a meta también aproveché para hacer un piscolabis de plátano, membrillo y beber algo de cocacola (contiene una mezcla de azúcar y cafeína para mantener el cerebro despierto y con ganas de esfuerzo). Sin parar demasiado para no desactivarme. Así, cargado de gasolina eficiente se encara el último puerto Els Cortals d’Encamp.
De nuevo mantener la templanza y una buena planificación te permite valorar el que desde Andorra la Vella hasta Encamp nos espera un camino no considerado puerto pero que va picando hacia arriba. Mucho. Es uno de esos trozos que no aparecen por parte alguna al valorar la dureza pero que cuestan un montón. De no llevarlo planificado mentalmente puede tumbarnos.
Con la fatiga y el cansancio acumulado, máxime siendo que mi forma de correr era en parte “competitiva”, Encamp realmente se me hizo muy, muy duro ya que, como explicamos en el artículo sobre los calambres, por el nivel y tiempo de entrenos que llevo la gasolina es justa. Pero como era consciente esto estaba también previsto. De nuevo tocaba que el cerebro tomase el mando. Así pues seguimos plan: tirar de coco e ir haciendo. A los pocos kilómetros de empezar comienzan también los calambres así que tengo que disminuir en varios puntos el esfuerzo físico y aumentar el psicológico. Els Cortals es un puerto durísimo que no da tregua. Mentalmente se hace más duro que La Gallina bajo mi punto de vista. Como no tenía a nadie de referencia que ayude quizás a intentar atrapar o escapar, toca de nuevo sangre fría y tomar el ritmo que a cada cual le funcione, guardando con un desarrollo ágil. En la primera parte he tenido que poner el 36-28 porque ya iba enrrampadillo y desde ahí he avanzado combinando posición de pie y sentado, tragos al bidón de agua cada kilómetro y del mismo modo he ido intercalado el bidón de isotónica. Al llegar a la segunda mitad de la “Cortals” he podido ya ir poniendo un poquito más desarrollo hasta meta.
La Purito de 80 kms se ha hecho dura pero ahora, una vez pasado el esfuerzo, la valoración que hago de la marcha es buenísima. Vale mucho la pena porque ruedas por carreteras dignas de un pelotón profesional, de hecho ruedan Tour de Francia o Vuelta a España.
La organización muy, muy bien. Tienen en cuenta muchos detalles para que a la persona que participa no le falte de nada, además un muy buen control de seguridad y conste que eso es complicadísimo. No es un evento fácil de controlar con 3 marchas de tres distancias a la vez, un montón de ciclistas con el tráfico abierto en un país donde hay bastante atasco en fin de semana… y sin embargo se gestiona muy bien desde la organización con gran cantidad de voluntariado y policía.
A quien le guste o fantasee con el ciclismo profesional la organización también tiene en cuenta intentar mediante los eventos y los detalles que la persona pueda sentirse ciclista por un día y realmente hay muchas personas que ese ítem les da ese plus de motivación e ilusión. Siempre que sea en positivo y como juego sin perder de vista la realidad eso está genial.
La animación y detalles como por ejemplo el alto de La Gallina donde había música, ambiente festivo… ese tipo de cosas que te dan un extra de energía y buen rollo para seguir adelante también es uno de los ítems que me gustaría destacar.
Eso sí, a la organización sólo le ponemos un pero: ¡BOCATA VEGANO AL FINAL PLEASE! Que así luego me dicen que estoy delgado jejeje
Otro plus de esta marcha es que está en Andorra por lo que dispones de un lugar privilegiado para desconectar uno o dos días con la familia. En mi caso por ejemplo mi familia se quedó camino del buffet de desayuno del hotel cuando yo salí hacia St Julià. Después estuvieron en la piscina, jacuzzi, tomando algo y jugando… y cuando llegué sobre las 13 pudimos todavía darnos un bañito, pasear hasta un buen plato de noodles y arroz vegano y luego cotillear tiendas, hacer fotos divertidas con las muchas esculturas que decoran la zona, merendar de paseo y luego pasar un rato de relax tomando las primeras notas con Míriam para los artículos y posts que la marcha nos ha motivado escribir.
Ha sido una gran experiencia y aunque no puedo aventurarme a decir que vuelva el año que viene, depende de mucho ítems, sobretodo el económico ya que no deja de suponer para una familia egarense como la nuestra un viaje con alojamiento etc…, debo decir que ha una bonita experiencia deportiva, profesional y personal. Y eso, compensa todos los esfuerzos. Eso y el encontrar un mundo veggie que lo flipas en el súper de los Pyrinées con croissants rellenos de choco!!! ;)
Adaptación de la entrevista de Míriam Pasalodos