¿POR QUÉ CORRO CARRERAS CORTAS?
¿Por qué corro carreras cortas?
Hay muchas razones. Las principales, y no necesariamente por orden de importancia, son:
Elegir las carreras cortas conlleva menos tiempo de preparación, menos tiempo el día de la propia carrera, etc. Esto me permite conciliar mejor con el trabajo, con la familia y con el resto de cosas que son importantes para mí. De hecho, la conciliación familiar en mi caso, con dos hijes, es importantísima. Mi calendario de pruebas, las horas de entrenamiento y los horarios, siempre van a depender de qué opción es la mejor para poder pasar la mayor cantidad de tiempo con mi familia y que ese tiempo sea de la máxima calidad.
Pero hay otro punto clave, me gusta la velocidad. Mucho. Y me gusta sufrir en el deporte. Las carreras cortas son más explosivas e intensas. Permiten un ritmo mayor porque va sostenerse menos tiempo y eso para mí, para mi caso concreto, es mucho más divertido. El esfuerzo agónico en poca distancia me permite exprimirme al máximo desde el principio y disfrutar de pruebas rápidas y extraordinariamente exigentes precisamente por ser cortas.
Además, mi deporte principal es el ciclismo. Necesito disciplinas que me permitan compaginar con la bici mi preparación física. Fijarme objetivos demasiado bestias influiría obviamente en mi calendario anual y no quiero perder de vista que, en realidad, yo soy ciclista. Prepararme carreras cortas me permite entrenar sin pasar el frío que se pasa en la bici en invierno, entretenerme, divertirme y diversificar durante mi año sin suponer una exigencia que vaya en contra de todo lo demás.
De hecho, la temporada de running, en mi caso, está acotada en el tiempo antes de empezar. Yo sé que voy a colgar la bici en septiembre/octubre y la voy a coger en febrero/marzo. Ya tengo las pruebas en las que más me divierto identificadas y me sirven como fecha de corte de una disciplina a otra. Esto me permite jugar en serio a prepararme físicamente a tope para alcanzar mi mejor punto de forma durante la temporada y sin embargo si toca terminar, cambiar de disciplina esté como esté y volver a empezar a trabajar en mi estado de forma para la siguiente, siempre pensando en llegar al punto máximo. Así tengo un año completo de objetivos que me mantienen motivado. Para mí es un desafío muy interesante como preparador físico transformar el cuerpo y las capacidades en periodos de tiempo cortos y una gran satisfacción lograrlo.
El disponer de un calendario como el mío me permite exigirme a tope pero sin pretender que haya una continuidad en el tiempo del tipo que supone practicar una sola disciplina. No pretenderlo, poder saber que la temporada se va a acabar cuando toque, me da una libertad absoluta para trabajar y trabajarme de la forma más eficiente posible y sin presión, sin olvidar que estoy jugando, que tengo que disfrutar y pasármelo bien mientras hago todo el esfuerzo y, en mi caso, como decía antes, las carreras cortas y la preparación que suponen me lo permiten con facilidad sacando todo el provecho de mis capacidades físicas.